7/22/2022

El "juego de la gallina" desde Palacio Nacional

 Hoy, julio 22 de 2022, aparece una nota curiosa en Reforma:

La duda que se puede plantear ante esto es: ¿qué sentido tiene responder a las acusaciones por parte de los gobiernos de Estados Unidos y de Canadá, referentes a violaciones al T-MEC en temas de energía, el día de la Independencia? ¿Qué sentido puede tener el considerar que una respuesta que debería ser diplomática tener como telón de fondo un desfile militar?

Por recurrir a la teoría de juegos, el tema de las decisiones interdependientes, ¿qué sentido tiene mandar un mensaje basado en la confrontación abierta? ¿Busca que las masas de acarreados al Zócalo apoyen "la defensa de la patria" al estilo de Fidel Castro, ese cubano cuyo mayor mérito haya sido imponer una dictadura peor que la de Fulgencio Batista? ¿Es parte de la retórica de Hugo Chávez contra el "imperialismo yanqui"?

No se puede negar que es un buen espectáculo para quienes gustan de ese tipo de espectáculos. Sabemos que al de Palacio le gusta el espectáculo político. No hay límites en su amor por hacer atractiva "la política" para sus fieles seguidores. Le importa mantener a su base y bajo control a los radicales de Morena o, tal vez en este caso, darles la oportunidad de hacer algo que han deseado. Sabemos, asimismo, que López ama la carta nacionalista. Es su mejor recurso ante su incapacidad de gobernar y dar rumbo al país. En eso reside lo curioso de ese mensaje: es parte de su "nacionalismo", de su interés por un orden mundial diferente (o al menos un orden diferente para México respecto a Estados Unidos y Canadá). Y bueno, sabemos que ha comprado a las Fuerzas Armadas, esas que no meten mano contra el narco, quitando a Caro Quintero.

¿Tiene sentido lo que hace López? Sí y no. No porque una ruptura con el gobierno de Estados Unidos resultaría en un país significativamente debilitado. Si se cree que la situación económica es mala ahora habría que esperar a lo que pasaría si los dos países reducen lo más que puedan sus interacciones. Sin embargo, sí tiene sentido si se asume que en Estados Unidos tendrían más que perder de un conflicto. En este sentido, jugar a que se está dispuesto a un enfrentamiento abierto, a un choque de trenes, tiene sentido si se tiene evidencia que Estados Unidos preferiría no ver ese choque por los costos que tendría que enfrentar. Es lo que se llama el "juego de la gallina", representado en algunas películas en que dos autos van a toda velocidad uno contra otro para ver quién de los que maneja se acobarda y decide que es mejor dejar que gane el otro, el "más loco". Es una decisión arriesgada, pero eso es lo que le gusta a López: tomar riesgos en forma irresponsable.

López no es un agente que desee construir sobre lo que existe. Al contrario, es alguien que primero desea destruir para entonces poder construir. Esa es la "transformación" de la que se siente orgulloso y algo que ha dejado en claro desde 2019. Que haya todavía quien no lo entiende es curioso. Como buen "revolucionario" amante de la "república amorosa", no está dispuesto a reprimir, aunque no tiene problema en que alguien más lo haga por él. A final de cuentas, el permitir que el narco mantenga con temor a la población en partes del territorio nacional es una forma indirecta de reprimir so pretexto que los "derechos humanos" de los narcos son más importantes que los de las personas que no son parte del narco. Al mismo tiempo, lograr que aumente la pobreza y la pobreza extrema tiene sus ventajas: la gente está más preocupada por sobrevivir que por hacer algo por poner en orden al gobierno. Y sí, se advierte que la "democracia" (electoral) corre peligro, como si las decepciones y frustraciones con ella desde 2017 no hubieran sido relevantes. Es difícil creer que las instituciones y las burocracias de la "democracia" sean muy sólidas. Así que tiene sentido destruirlas dados los objetivos de López y la incapacidad de ir más allá de escribir opiniones sobre lo que ocurre en el país.

Destruir para después construir no es meramente un problema interno. México no es un país aislado del mundo, en especial aislado de Estados Unidos. También hay que socavar esa relación para poder crear una nueva relación. ¿No acaso podría Estados Unidos detener o contener a López? No me queda claro que lo puedan hacer.

Algo a lo que parece estar apostando López es que en Estados Unidos haya poco que puedan hacer más allá de las presiones diplomáticas. La interdependencia económica es algo que limita las posibles acciones por parte de la administración Biden. No sólo eso. El uso de la fuerza no es algo que se discuta como posibilidad en Washington DC. En Palacio deben saber que las elecciones de noviembre podrán debilitar más a Biden. Es posible que los Republicanos recuperen el Congreso, en parte porque tiende a ocurrir así con las elecciones intermedias -- el partido del presidente pierde escaños, lo que no es una explicación -- y en parte por la frustración por parte de la ciudadanía ante inflación, desabasto, precios de la gasolina e inseguridad. No es que Biden sea responsable de esos problemas, pero en la simplificación a la que es capaz de llegar la ciudadanía (el presidente pasa a ser el sistema político, como se cree en México en cuanto al mito del poder presidencial) se tiende a culpar de lo "malo" al presidente y festejarlo de lo "bueno", aunque en uno u otro caso no sea el presidente alguien con capacidad de esos errores o esos logros. El tema de la inflación, por ejemplo, está en la cancha de la Reserva Federal, y la solución a la misma depende de si es un problema de oferta o de demanda agregada. En lo doméstico, Biden se ve limitado en cuanto a lo que puede hacer.

Además de los problemas internos, el gobierno de Estados Unidos enfrenta serios problemas en temas internacionales, desde la guerra en Ucrania, pasando por las tensiones con China e incluyendo los problemas que se han derivado de la pandemia, hasta el que los recursos son limitados, sea en cuanto a dinero o sea en cuanto a lo que deben trabajar las burocracias de ese gobierno. Las cadenas que mantenían unido al comercio internacional se han visto afectadas, siendo que no se ve para cuando vaya a terminar la pandemia. En breve, no se puede decir que el gobierno de ese país esté en la mejor situación posible para responder a lo que se haga en México. Lo que ocurre en México está en la agenda presidencial y del Congreso, pero no en el lugar número uno.

Eso nos lleva a la declaración de López, una que ya no es irresponsable como lo fue recurrir a Chico Ché como si fuera un adolescente de secundaria. Es francamente arriesgada la decisión de responder en ese día y en ese contexto. Es aquí donde debemos considerar que puede existir una explicación para actuar en una forma que puede ser racional. Desde que llegó a la presidencia, el de Palacio ha tomado riesgos que pueden ser vistos como irresponsables o como las decisiones de un inepto. Al mismo tiempo, pueden ser vistas como las decisiones de alguien que sabe que para crear el país con el que sueña debe empezar por destruir todo lo que ha permitido el surgimiento de ese país que no le gusta. En ese proceso de destrucción están las relaciones con Estados Unidos. Si eso implica la miseria de millones, pues ¿por qué no? Siempre se puede justificar que es para la "felicidad" de la mayoría, es decir, siempre se puede recurrir a una versión pobre del utilitarismo. De una manera u otra, es lo que ha llevado a cabo el señor.

Es posible, claro está, que se retracte de sus palabras ante la presión de Estados Unidos y de Canadá. La bravuconada puede tener una vida corta. Pero es posible que no termine si logra presentar a esos países como "los malos de la película". Temo, dada las formas en que ha actuado hasta hoy, que López ya haya decidido jugar el juego de la gallina, es decir, un juego como el que le gusta a Putin: tomar riesgos y ver quién dobla las manos primero. Claro, no es que López haya decidido. No es el gobierno.

No se puede ignorar que la respuesta de Estados Unidos y la OTAN ante Putin puede ser considerada como la de países débiles que no están dispuestos a poner un límite a lo que hacen quienes toman riesgos. Si responder a Estados Unidos y Canadá el día del desfile militar lleva a una confrontación abierta, pues que así sea. ¿No acaso puede alegar López que Estados Unidos, y ahora Canadá, actúan como los bullies contra un país que tiene derecho a defender sus intereses en contra de lo que desean imponer intereses extranjeros? Además ¿no acaso López dijo que no se pertenece, que él representa a la nación y que actúa con base en lo que quiere el pueblo bla bla bla? No es él quien busca la confrontación. Es su destino hacerlo, como si eso no se hubiera escuchado ya en el siglo XX.


Temo que lo que busca López sea como lo que ha buscado Putin, santo patrón de los enojados con Estados Unidos y promotores de un nuevo orden internacional. De ahí que tenga sentido llevar a otro nivel el juego de la gallina. En este sentido, vale la pena considerar esta opinión que apareció en La Silla Rota en julio 25 de 2014, "Putin y el juego de la gallina": https://lasillarota.com/opinion/columnas/2014/7/25/putin-el-juego-de-la-gallina-325480.html

La triste realidad es que quienes no están de acuerdo con López no lo han tomado en serio, y cuando lo han tomado en serio no ha sido para otra cosa que mantener el debate al nivel de una conversación de café. ¿Cuándo nos daremos cuenta que este experimento llamado México está fracasando, que la transición y la democratización fue más lo que se quiso ver que una realidad?


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