10/31/2018

El estado de aderecho o de extraderecho

Mientras repaso el escrito veo que la cancelación del NAICM sí tuvo consecuencias, a pesar de que el presidente electo dijera que no tendría. Al cierre de actividades de la Bolsa Mexicana de Valores el dólar se deprecia a 20.0564 y la Bolsa cae 4.20%. Era de esperar, excepto para él y su equipo. Seguramente buscarán culpables si la situación empeora (¿renacerá la mafia del poder, se acabará la voluntad de perdonar?). Lo grave, sin embargo, es cómo se llegó a ese resultado y lo que ello implica para el poder gubernamental y la desaparición de aquello que no le guste al elegido.

Durante la campaña, López Obrador dejó en claro que no quería continuar con el aeropuerto. Había muchas razones para suspenderlo, todas ellas poco válidas de acuerdo con los expertos. Hasta se pensó que no llegaría a tanto. Pero el tema dio un giro algo inesperado: dejó de ser racional y de análisis para volverse un tema de pasiones desbordadas. Recordemos algunos ejemplos. El ecocidio en la zona opacó el ecocidio que es la Ciudad de México o muchas partes del país. Se volvió, asimismo, un tema de la “lucha de clases” pues quienes ganaban con el NAICM eran los ricos que sí podían volar y no los pobres a quienes en nada beneficiaba el proyecto. El que se hablara de un lago que desaparecería causó consternación, aunque nadie supiera lo que le sucedería si intentara nadar en el charco (pero había que mantener el “olor a tierra mojada”). El que cancelara el proyecto o continuara con el mismo resultaba en el mismo monto monetario (100 mmdp). Eso tampoco importó. Menos importaron los costos en cuanto a credibilidad y el atractivo de México para las inversiones extranjeras. Lo importante era movilizar las pasiones y ganar el debate. Hay que reconocer que fueron exitosos, aunque esto vaya a ser un problema muy grave para el país, y no me refiero al aeropuerto. En pocas palabras: ya se perdieron 200 mmdp, más los costos por los contratos no concluidos, más los problemas con acuerdos internacionales, más los trabajos perdidos y el turismo perdido. La cifra será fenomenal.

¿Qué es lo más grave de esta situación? No es la cancelación, sino cómo se llegó a ella. Por décadas, México ha sido el país de las promesas en cuanto a ser un país de leyes. También ha sido el país de la promesa de las libertades. Y seguimos esperando. La “consulta ciudadana” representa un ataque muy grave a la posibilidad de que seamos un país de leyes y libertades. Es una puñalada al estado de derecho. Por ello vale la pena repasar los problemas principales de este proceso.

El primer problema con la "consulta" es que no era tal si nos atenemos a lo que se estipula en el artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Lo que ocurrió en cuatro días fue un ejercicio no contemplado en ese documento o en la normatividad relacionada a dicho artículo. Así que empezamos con una pretensión de algo legal. De eso pasamos al segundo problema: que se aceptó por parte de integrantes de Morena que no era legal y que desde el INE se aseveró que no era legal. Aún así se llevó a cabo. Con esas bases es que se presentó el tercer problema, que merece más detalles: el proceso de la "consulta".

Lo que no se debe descuidar es que algo ilegal pasó a ser considerado vinculante. ¿Por quién? Por el presidente electo, es decir, por un ciudadano común y corriente. Presidente electo no es un puesto en el gobierno mexicano. Es un título de trámite. Eso no impidió a López Obrador solicitar que su partido financiara el ejercicio, que fue realizado por la Fundación Rosenblueth. ¿A qué se dedica dicha fundación? En su página aparece que están “interesados en la utilización y el desarrollo de la Tecnología para la solución de problemas relevantes para nuestro país”. Es decir, no se especializan en diseñar encuestas o hacer trabajo de campo para levantarlas. No se menciona, tampoco, que se especialicen en temas de muestreo. Su presidente es Enrique Calderón Alzati, alguien que desde 1988 se ha dedicado a mantener vivo el mito de que Cuauhtémoc Cárdenas ganó las elecciones (Bartlett ya se lavó las manos de lo que sucedió entonces). También ha sido alguien que desde la primera idea sobre el aeropuerto en Texcoco se dedicó a “mostrar” que era un error, que no se debía construir. Es muy sencillo encontrar lo que ha escrito al respecto. El punto central: se entregó la responsabilidad de realizar el ejercicio a una fundación que no tiene la capacidad para un proceso de ese tipo y cuyo presidente es alguien con interés en el resultado.

Así que se llevó a cabo un ejercicio que no abarcó al país, sino a algunos municipios. No sólo eso, abarco con mayor peso a los estados que más votaron por el presidente electo, entre ellos Chiapas y Tabasco (¿recuerdan el Tren Maya?). Con esto se lograron dos sesgos favorables al “no”: falta de imparcialidad de quien contaría los votos y una muestra no representativa del país. El instrumento mismo estaba sesgado en contra del "sí" pues se describían los problemas de Texcoco y se dejaban de lado los de Santa Lucía. Un detalle curioso, MITRE, una organización sin fines de lucro en estudios como los necesarios para el NAICM, aclaró que Santa Lucía requería un estudio especial para saber si era viable o no y que las promesas que se hacían en cuanto a su funcionamiento estaban basadas en supuestos erróneos. El nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes, Jiménez Espriú, olvidó mencionar esa carta, siendo que es uno de los beneficiarios de que se construya ese aeropuerto no viable. Hasta parece que no habrá aeropuerto.

Se instalaron las casillas para votar en cuatro días en papeletas fáciles de reproducir y sin garantía alguna de que el secreto al voto se respetaría. La campaña en contra del NAICM continuó, siendo que no se debe hacer eso durante el periodo de votaciones. Asimismo, no se aseguró la protección de datos personales que mandata la ley. No se establecieron mecanismos para que no se embarazaran las urnas (la vieja expresión de la época de dominio priísta), no se establecieron mecanismos para que no se votara más de una vez (se dice que se establecieron, pero son tantos los reportes de dobles o triples votos que es realmente preocupante). No votó todo el padrón, y no se sabe quién del padrón realmente votó. Este es un dato interesante. Se registraron 1,069,870 votos, de los que 748,335 fueron por Santa Lucía. Es decir, de 89,834,977 del padrón votó el 0.83% a favor de Santa Lucía. Si consideramos la lista nominal (87,838,148) votó a favor el 0.85%. Así que una minoría intensa fue la que decidió el futuro del NAICM. Asumiré no todos eran de Morena porque sería incorrecto asumir eso. Por cierto, personal que labora en el Gobierno de la Ciudad de México fue invitado a una marcha en contra del NAICM. En fin, se requería IFE / INE para votar, pero no hay evidencia que se haya exigido en todos los casos.

Como se vea, existen muchos elementos para determinar que la "consulta" fue un fraude, que se manipuló a la gente en forma tal que la voluntad del presidente electo se hacía realidad pretendiendo que era la gente quien decidía, pero sin que eso fuera obvio. ¿No acaso el 66% de quienes votaron lo hicieron en contra del NAICM? Eso es un hecho. Cierto, y por eso hay que repasar el proceso para darse cuenta de la mentira, de la simulación. Que sean una fracción del padrón es irrelevante porque el objetivo era que votaran las personas que ayudarían a obtener el "no". Una minoría intensa cuenta más que una mayoría real. Los caprichos de una persona cuentan más que lo que sea más conveniente para el país. Y cuentan más que el estado de derecho del país.

Para John Ackerman, el estratega constitucionalista y del Instituto de Formación Política de López Obrador, todo lo que he narrado es irrelevante. La consulta no era legal sino alegal o extralegal. A lo que se refería era que se puede ejercer la democracia y respetarla sin la necesidad de restricciones legales. De ahí que se pueda tener confianza en el ejercicio. Es decir, usó el nombre de lo que establece la Constitución, pero no era lo que establece la Constitución. Es legal y no es legal sin ser legal o ser ilegal. El doctorado le sirvió para hablar como Cantinflas y lograr confundir al propio Heráclito.

¿Cómo es posible tener confianza en un ejercicio en que cada paso muestra que está diseñado para beneficiar a un grupo? ¿Cómo puede considerarse que sea democracia participativa un ejercicio en que se restringe la participación de una parte gigantesca de la población? ¿Cómo se puede tener confianza en un proceso en que se es juez y parte? Esto es lo que mucha gente no está viendo, algo que no existe para quienes votaron por López Obrador y menos aún para los fieles seguidores del elegido. Timaron al país y timaron a sus propios seguidores pues los usaron como marionetas. A lo que Ackerman me puede responder: no se violó ley alguna, ¿cuál es el problema? Y tiene razón. No se violó ley alguna aunque se asociara a lo que se estipula en la ley. Eso es un acto muy preocupante pues queda en duda lo que es legal y lo que no es legal ya que no tenemos que atenernos a la ley. Se nos dice que es legal lo que ellos dicen que es legal. Y así, lo que se hizo fue actuar en forma inmoral, algo que no les importa, y, peor, están abusando de los poderes del gobierno y aún no han entrado en funciones. Están mintiendo cuando dicen que los mexicanos decidieron. No. Unos cuantos mexicanos decidieron por 99% que o no fueron convocados a participar o fueron ignorados. Cumplieron con una promesa de campaña y eso es lo importante. Pues bien, si no hay leyes que hayan sido violadas, ¿para qué hacer este repaso? Por lo que implica para la flexibilidad del nuevo gobierno de imponer su voluntad pretendiendo que se realizan ejercicios democráticos.

Lo que López Obrador está mostrando es que es un político muy astuto para lograr sus objetivos, siendo que, como buen político, esos no son los objetivos que van a permitir que el país tenga un estado de derecho, mayores libertades, una economía de mercado, un gobierno adecuado al tamaño de lo que sí debe hacer el gobierno. No importan los individuos sino las colectividades. Lo que hizo fue muy simple: probar si el instrumento que le diseñó Calderón Alzati funcionaba, y funcionó muy bien. Ya tienen el medio para justificar sus decisiones alegando que es "el pueblo" (nada como un buen mito) realmente quiere lo que, curiosamente, es lo que quiere el elegido. Ahora, mientras no esté la “constitución moral”, viene el trabajo de modificar el artículo 35 de la Constitución para así legalizar lo que se hizo en este ejercicio. Lo ilegal pasa a ser legal a nivel constitucional. Con ello se puede poner a consulta todo lo que se le ocurra al Señor Presidente, la forma en que se debía dirigir todo súbdito al tlatoani sexenal. ¿Banco de México da mucha lata con su misión de combatir la inflación? Hagamos una consulta popular para garantizar que sus reservas se usen para el crecimiento económico o, mejor, para los programas sociales. ¿La prensa fifí da mucha lata? No hay problema, hagamos una consulta sobre aquello que no debe ser cubierto por la prensa. ¿La reelección no existe en México? "Hagamos una consulta. Total, ya me gustó el puesto que me robaron dos veces", podría decir López Obrador. Así, en forma "democrática" se mata a la democracia incipiente en el país. ¿Y la economía? Tampoco hay problema pues es posible estatizar, expropiar, desaparecer, obligar, forzar o lo que sea porque así lo quiere el "pueblo bueno, noble y sabio".

El estado de derecho está desapareciendo para dar lugar a un gobierno personalizado. Está surgiendo el dictador con la herramienta que le permite renacer a la "dictadura perfecta" del PRI de antaño. El silencio que guardamos en torno a todas esas pequeñas irregularidades es el que les permite ponernos una mordaza para que guardemos silencio. ¿En realidad es lo que queremos?

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