9/15/2023

¿No se podía saber que la época del PRI hegemónico regresaría?

Es frustrante este dizque país llamado México y lo es porque ni hay una ciudadanía y cuando la hay no está a la altura de los retos -- al mexicano se le va la vida quejándose y bromeando -- ni hay un gobierno que pueda ayudar a resolver o reducir la incidencia de los problemas que son su responsabilidad -- y que también son responsabilidad de la ciudadanía --. ¿Es extraño? No. Esa misma ciudadanía es que la que conforma al gobierno.

Para que se den una idea de lo poco que la ciudadanía le importa lo que pase en su entorno basta ver la basura que hay en las calles para considerar ese pequeño detalle. Ni siquiera es cuestión de ver la calle. Basta ver la acerca y el pedazo de calle frente a cada casa o unidad habitacional. El barrendero va a barrer y limpiar ¿no? ¿Por qué he de siquiera barrer y limpiar la parte de acera que me corresponde? ¿Por qué he de recoger esa basura que se puede ir a la coladera? ¡Que lo haga alguien más! Ese es el mexicano, ese que vota o marcha en día feriado o de descanso y que el resto de la semana tiene tanto tiempo para Facbook o redes sociales.

En el México de la transformación a diario aparece una noticia que permite agradecer que la semana pasada haya sido mejor que la actual y que ésta sea mejor que la entrante. Ha sido así desde 2019. Así que 2019 fue peor que 2018 y mejor que 2020, con un patrón que se ha repetido hasta 2023. Ya sabemos que 2024 será peor que 2023 y que 2025 será peor que 2024 y mucho peor que 2023. Claro, si uno es fiel seguidor o sigue ilusionado con López Obrador entonces se vive en el mejor de los mundos posibles. El Dr. Pangloss tiene muchos discípulos y que además aplauden las ocurrencias como esa de Maussan y sus extraterrestres de Nazca, Perú. Pero hasta los críticos caen en el juego del espectáculo político en el que destaca López Obrador y su camarilla. No es un gran comunicador sino un gran manipulador. Tal vez por eso el titán Fernando Dworak lo bloquea a uno al dejarlo mal parado ante sus posibles jefes en Morena, esos que busca con tanta desesperación, ese mismo Dworak al que tanto caso le hicieron tantas personas en su momento. Eso es tema de estudio por sí mismo.

Constatar lo evidente es sencillo. Basta revisar datos y tendencias, revisar lo que se publica sobre la situación de la economía en cuanto a endeudamiento, revisar cifras sobre violencia e inseguridad además de las percepciones sobre la misma y un largo etcétera de información y análisis serios y sólidos sobre el perfil del país a 2030. Es preocupante y frustrante, sin lugar a dudas. Lo es más cuandos se está a la búsqueda de trabajo y simple y sencillamente no lo hay o lo que hay es realmente un abuso. Vaya con las leyes en el país y vaya con su aplicación.

Lo que no es evidente es por qué llegamos a esta situación, por qué estamos de regreso con venganza a la peor época del PRI hegemónico. ¿Cómo fracasó en forma tan rotunda la tan cacareada transición y democratización? ¿Cómo es posible que las mejores mentes en la academia y en el gobierno, o al menos se nos dice que son las mejores, no vieran que se podía terminar en una situación así? Al menos Luis Aguilar Villanueva sí vio los riesgos. ¿Se enteraron de ello? No que no hubiera ejemplos de fastidio y desencanto con procesos democráticos en países del Este de Europa que sirvieran de advertencia para México o que no hubiera formas de prever que esto podría pasar si se dejaba de ver a la política como una forma de periodismo glorificado -- y no, de vez en cuando decir algo acerca del pasado no se traduce en análisis político -- . Había muchas advertencias que algo iba muy mal con esa transición y esa democratización, pero no les dio importancia a esas advertencias. ¿Por qué iba a ser así si alguien como José Woldenberg insistía en la democracia mexicana y si los indicadores internacionales indicaban que se era una democracia? Es lo divertido de El señor de los anillos: Sauron sólo ve hacia una parte del mundo y no ve algo más allá de lo que cree debe ver por su falta de flexibilidad mental. No es que alguien como Woldenberg sea un mal académico pues es más que claro que no es un mal académico. Y no es que fuera el único que lo viera así ni que sea el único que cree que tenemos una Constitución republicana, federalista, con separación de poderes y pesos y contrapesos a pesar de ser la misma Constitución en que existía un partido de estado en que desde la presidencia se sojuzgaba a los otros poderes y a los estados. Ni hablar. Así puede pasar con los entusiastas de la democracia (electoral) mexicana. Así que ahora se paga esa ceguera y, hay que decirlo, esa arrogancia.

¿A qué se debe haber regresado a esto? Al menos hay cuatro puntos por considerar.

Primero, México es un país que no ha tenido gobiernos capaces de resolver los problemas nacionales durante la mayor parte de su historia. Imagino no es necesario probar el punto. Algunos han sido mejores que otros en ello, sin lugar a dudas, pero en general es difícil decir que se haya tenido una administración pública que sirva de mucho. Los gobiernos han sido mejores para beneficiar a quienes son parte de una "élite" que para actuar en forma que beneficie a la ciudadanía en general. Aclaro que no niego logros que se han dado. Lo que discuto es algo diferente: en general, la administración pública dista de ser la que requiere el país.

Segundo, en México se ha jugado con bellas constituciones que no eran adecuadas para la realidad nacional o que crean, como la actual, todo tipo de responsabilidades para el gobierno sin crear un gobierno con las capacidades para actuar en todo aquello en que es responsable. Lo peor es que se crea un gobierno en que se premia la irresponsabilidad y se premia el que se representen los intereses de los partidos por arriba de los intereses de la ciudadanía. La Constitución podrá enunciar una república, separación de poderes, pesos y contrapesos, federalismo y todos esos bellos "ideales" traducidos a preceptos legales, pero no existen los mecanismos para que sean otra cosa que enunciados ya que está el problema considerado en el primer punto. Sí, ya el aborto es legal a nivel nacional. ¿Y las burocracias sin presupuesto y sin personal para ello? Más allá de casos concretos ¿cuándo la nación va a poder exigirle a un presidente que responda por sus abusos o su ineptitud? Suerte con ello incluso si gana Gálvez la presidencia.

Tercero, ante unas reglas del juego que no cambiaron tanto en el sistema de gobierno ¿qué podría ser mejor que un partido que fuera como el PRI hegemónico, uno en que la lealtad al señor encumbrado fuera casi completa? No que estemos tan lejos de la época de los caudillos revolucionarios, sin que sea necesaria la violencia que vivieron para acceder al poder. Se pueden aprender lecciones con "La sombra del caudillo", sin lugar a dudas, pero es difícil creer que la solución de problemas vaya a ser así. La lealtad pasará a quien esté en la silla presiencial y poco a poco se dejará atrás al "padre fundador" que es López Obrador, cuya originalidad es no haber salido de los setenta y los ochenta del siglo pasado y de una idealización de los "grandes caudillos", incluyendo los de Tabasco, esos que acabaron con parte de mi familia como los carrancistas con otra parte. Como sea, si el Congreso empieza a ser una zona de espectáculos es porque existe la herramienta para ello: Morena. La oposición sigue creyendo que estamos en 2018.

Cuarto, el gobierno no está diseñado para ser eficiente, efectivo y eficaz. Ninguno lo está, pero hay grados del problema. En las democracias los gobiernos resultan de acuerdos y, por lo mismo, se llegan a dar contradicciones en cuanto a los alcances y objetivos que deben perseguir esos gobiernos. Al menos en esas democracias se entiende que por ser necesario delegar responsabildades que no se pueden crear leyes que incluyan hasta el último detalle de lo que deben hacer las burocracias. En las no democracias, y México no era una democracia -- si es que llegó a serlo -- cuando se creó el gobierno, el problema es que se crearon responsabilidades gubernamentales primero y después al gobierno, mismo que se detalló todo lo posible en lo que debía hacer cuando se añadieron leyes a las leyes ya incluídas en la Constitución. Se crearon todas las inflexibilidades posibles para "actuar dentro del marco de la ley" y, por lo mismo, cumplir con la ley sin por ello tener que resolver los problemas asignados a esas burocracias. Si no han visto ejemplos de ello cuando tienen que hacer un trámite en el gobierno o si no han interactuado con un policía es que todavía no se enteran de esas rigideces. De nuevo, me queda claro que hubo burocracias que llegaron a ser bastante eficientes (el SAT, por ejemplo) y otras que no dejaron de ser la misma ineptitud que antes de la transición. Ante ello, lo de menos es que en México haya genios de la administración y con una experiencia de décadas. De poco sirve el talento cuando no existe la posibilidad de usarlo. ¿Han trabajado en los niveles inferiores de la burcracia, donde se hacen realidad los sueños de los altos mandos? ¿O han trabajado con los mandos medios, muchas veces "preparados" porque pasaron los exámenes y porque están muy preocupados por ser leales mientras dura la chamba?

Todo aquello que no se quiso o no se pudo ver y que, por lo mismo, no se hizo algo por modificar, regresa ahora con venganza. Nada de lo que pasa ahora debería sorprendernos. Nada. Pero hay sorpresa. Pues sí, es sorprendente.

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